jueves, 28 de abril de 2016

CRÓNICA ADAPTADA AL 28 DE ABRIL


CRÓNICAS DE LA SOCIEDAD GASTRONÓMICA SEVILLANA EL BABERO
CRÓNICA DEL 28 DE ABRIL DE 2016.

Siendo las 21:30 horas del último jueves de abril del año en curso, se reúnen en El Italiano los miembros habituales de El Babero. Temperatura agradable, con un toque de frescura, que invita a la mesa camilla, y oscuridad son las notas características de esta versión edulcorada de una “noche de meigas”.
Conduce el evento el chef Jaime Senabre, gaditano de origen y sentimiento, que nos presenta una cocina con tintes de Jamie Oliver, chef internacional muy admirado por su cocina fresca y desinhibida.
Aunque en la cocina del chef Senabre se siente la influencia de su profesión en lo relativo a la planificación, el cuidado del detalle, la competitividad basada en altos índices de calidad a bajos precios, la dedicación y el esfuerzo; su toque personal siempre está presente en forma de suavidad “que adormece”, paciencia de pescador y simpatía  modalidad “DKI” (como las algas internacionales de Cádiz).
Muestra de esa simpatía es el chiste con el que deleito a los comensales mientras, con su mano siniestra, sostenía los peroles y los avíos de cocinar:
Dos amigos, por supuesto de Cái, que se encuentran en la caleta.

Uno pregunta ¿Qué tal el partido de ayer?
El otro contesta: Marqué 5 goles.
El uno repregunta ¿y cómo quedasteis?
El otro recontesta Perdimos, 3 a 2.

Si hubiera que resumir en una palabra la oferta gastronómica de la noche de autos esa sería “alta cocina in crescendo”, pues la sorpresa aumentaba cuando un nuevo plato hacía acto de aparición. Entre las loas subliminales que los comensales dirigieron a la oferta gastronómica del chef Senabre sobresalen su “osadía” o una “grata mezcla de vanguardia con tradición andaluza”.

Todos los sabores básicos estaban presenten en la degustación: el ácido, el amargo, el salado …. y hasta el umami (sabroso); quizá había carencias de dulce, compensadas en este caso por la dulzura del director de orquesta, derivadas de que el chef nos dejó “huérfanos …. de postre”.
La materia prima central de la convocatoria fue, además de la amistad y la camaradería, el pescado, oriundo de “el pescadero fino” de Castilleja, que amenizó los paladares de los comensales con la suavidad de una “crema de galeras” … ausentes o, quizá, refugiadas; la soltura de unas “papas con cazón en amarillo, que no marrajo, con carabineros y adornos de salicornia”, y la contundencia de unos “garbanzos con choco y gambas a la menta”, que, a día de hoy, aún siento.

Este mar de viandas estuvieron adornadas con un vino blanco neutro (un “sinsentir”, pues no recuerdo nada de él: ni bueno, ni malo) y un gintonic organoléptico en azul y rojo, semidulce, de frescura incomparable y, sobre todo, sin abalorios (nada de cardamomo, ni fresa, ….. ni siquiera pepiiiiino).

Entre los comensales destacaron la elegancia, discreta y servicial, de Pino; el siempre presenta Kiko de Tarifa, ese ácido encantador al que te haces adicto como a una droga de diseño; y el presidente, que con cara de “sí se puede”, nos comunica que ha llegado la hora de su jubilación… eso sí, “jubilación a presión”, pues en caso de no jubilarse la sangría económica sería sustancial.
Por supuesto la memoria histórica gastronómica, estuvo presente de la mano de un recuerdo al pan con chocolate, al Tobi o antecesor del Colacao y a las cabrillas encabronadas, de las que dicen que hay que chuparlas porque sino no salen. Cómo es habitual, ocupó una parte de la velada la mención al mojón (maricón o lacón) con gredos (o grelos), que si de comer tuvo mucho, de hablar …. no tiene parangón.

Como siempre ocurre en estas veladas, la prensa rosa hizo acto de presencia al final de la velada. Momento en que Pepe (quien dice ser Paco Espasandín) se refirió a Mario Conde, quién, al parecer, está confundido porque lo metieron en la cárcel porque se llevó dinero y lo vuelven a meter a la cárcel porque se lo trae. También se hizo una mención breve a  Torrebruno, por su capacidad para enriquecer la lengua de cervantes con vocablos y tonalidades latinas.


En síntesis, el chef Senabre nos honró con la esencia del concepto “alta cocina para amigos en crisis.” ¡Todo un lujo su cocina…. y su compañía! ¡Qué no nos falte!    

3 comentarios:

  1. Buena crónica Paco, la has bordado...Gracias en nombre de todos.
    A propósito no somos amigos en crisis, somos ricos en AMISTAD!

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  2. Respuestas
    1. gracias, eres el primero en comentar.
      Espero que los demás se animen

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